Tras dos horas de camino en las que todas las conversaciones trataban de moscas, pescadores, amigos, lucios, foros...llegamos a la zona, teníamos los dientes largos cuando de repente, nos pasamos de largo un montón de gente disfrazada de pescadores, ¡¡eran los pobladores!!! sólo la casualidad nos llevó a encontrarnos con ellos.
La llegada a las charcas no pudo ser mejor, entre caras conocidas y nuevos amigos que a los dos minutos parecían amigos de siempre. El desayuno, como es acostumbrado en esta quedada era acorde a la generosidad del grupo, y eso que se avisó, hemos visto bodas en las que se come menos.
Una vez cebados a base de bollería y bebidas calientes, rumbo a la charca. La mayoría de pescadores se concentró en una misma zona, igual que las truchas que dieron la cara desde primera hora con una potencia y un tamaño más que respetables .Además de los lances de pesca, la preciosa librea de freza y las luchas de los machos no hacían sino aumentar el encanto de la jornada. Los machos con el gancho totalmente desarrollado y las hembras llenas de huevas iban y venían en alocadas persecuciones.
Las técnicas más productivas fueron las ninfas y streamers lentamente manejados con líneas flotantes. Los boobies y blobs también hacían de las suyas en las zonas más profundas, y fue con uno de estos como conseguimos nuestra primera captura en profundidad. A medida que pasaban las horas fuimos cambiando de técnicas y probando nuevas moscas encontrando que las cabezas naranjas eran de los más eficaces, así como las pequeñas ninfas y perdigones presentados a trucha vista, una de nuestras técnicas preferidas en la pesca de río.