Una jornada de pesca de reo es siempre para mi un motivo de
nerviosismo, y mas después de la larga espera de este año en que las
lluvias me impidieron pescarlos durante el mejor mes del reo: junio.
Por si fuera poco, mi último día de reos, a pesar de haber conseguido
muchas picadas, fue un dia de esos en los que mejor hubiera sido
quedarse en casa: no clavé un solo pez. Pero este año extraño en la
pesca, presentía que iba a ser diferente.
Eran las 6 AM cuando salimos desde León dirección al Sella, destino
favorito de Isra, mi compañero y el mejor pescador con el que me he
cruzado, y las noticias no podían ser mejores: sol, poco viento y muchos
peces difíciles(así me gustan) en el río. Emprendimos el camino entre
historias de pesca y comentarios de moscas, truchas y los salmones que
se estaban dejando ver este año, nos plantamos en el culero de un pozo
cerca de Ribadesella para esperar el sereno de mañana.